NOTAS WEB
De Bizancio a Bitcoin: la jugada maestra que salvó al blockchain
Dicen que toda gran idea nace de un tropiezo.
La Blockchain no es la excepción. Su primer borrador fracasaba en lo esencial: ¿cómo lograr que un puñado de ordenadores, dispersos por el planeta y sin jefe, se pusieran de acuerdo sin que nadie hiciera trampas?
La respuesta estaba escrita desde 1982 en un artículo académico sobre un viejo imperio. Se llamaba el problema de los generales bizantinos: varios ejércitos rodean una ciudad y deben atacar a la vez o retirarse juntos. Se comunican con mensajeros poco fiables; cualquier mensaje interceptado o alterado arruina la estrategia. El desafío es llegar a un plan unánime pese a la posibilidad de traiciones o fallos de comunicación
Para que lo veas en modo “cuñado”:
Imagina a tus cuatro cuñados coordinando la hora de la barbacoa por un grupo de WhatsApp que se corta cada dos por tres.
Si uno responde tarde, otro envía un audio confuso o un gracioso cambia la hora, terminas con un vecino quemando chuletas a las doce, otro a las dos y el resto llamando a la pizza. Caos total.
Eso, elevado a millones de euros, era la pesadilla de Satoshi Nakamoto.
La jugada de Satoshi
Satoshi tomó el paper clásico y le añadió un ingrediente nuevo: Proof-of-work. En vez de fiarse de la palabra de cada “cuñado”, obligó a todos a gastar esfuerzo computacional resolviendo un acertijo antes de que su mensaje (un bloque) fuera aceptado. Quien miente desaprovecha energía; quien acierta refuerza la cadena. Resultado: consenso sin árbitro y sin necesidad de confianza previa.
Si quieres bucear en la parte técnica, aquí tienes un paper en profundidad de la Universidad de Barcelona que desmenuza la idea → PDF.
Moraleja exprés
En un mundo obsesionado con la próxima gran innovación, a veces basta con sacudir el polvo a un viejo problema para encontrar la solución más robusta. No siempre lo brillante es lo último o la mejor solución; a veces lo viejo reluce precisamente porque ya sobrevivió a varias guerras.
Nos leemos mañana. Y si tienes un truco vintage que merezca volver a la palestra, cuéntamelo en los comentarios — quizá sea la chispa del próximo invento.
“Los problemas viejos suelen tener la respuesta oculta en su propia historia.” — autor desconocido
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